21 de abril de 2019 - Vivir Como Moriste

Domingo de Pascua
La Resurrección del Señor
Lecturas del Dia
El 11 de enero de este año, perdí a mi amado padre. Dos días después, fue enterrado en el cementerio local de la parroquia. En Kerala, uno de los 29 estados de la India y también un estado muy cristiano, los cementerios católicos comunes son raros. Esto se debe a que desde la antigüedad, las parroquias han mantenido sus propios cementerios privados para sus feligreses. Tiene enormes implicaciones para los supervivientes. Esto significa que las familias no siempre tienen tumbas individuales permanentes. Mi familia tendrá la tumba de mi padre solo por tres años. Después de este tiempo, sus restos serán trasladados ritualmente a un lugar de descanso común. En otras palabras, mi familia y yo no tendremos una tumba para recordar a mi padre. ¡Hay que encontrar otro camino! ¡Sabemos el camino! Nos veremos obligados a buscar a mi padre en otra parte, en el cielo. Después de todo, ¿no sucedió algo similar en la primera resurrección? En ese primer domingo de Pascua, no había nada en la tumba. En el análisis final, no había tumba; Sólo una piedra que fue removida. Incluso desde esa primera resurrección, ninguna tumba es una tumba permanente. Desde esa primera resurrección, todos debemos buscar a nuestros seres queridos en otra parte. Nuestro destino no es la tumba. Nuestro destino es una vida resucitada con el Señor resucitado en el cielo.

Hoy es el domingo de Pascua, el día de resurrección del Señor. Permítanme ofrecer tres implicaciones prácticas de la resurrección de Jesús.

1. La muerte es definida por la vida. Cada uno de los relatos de la resurrección comienza con temor. La madrugada del domingo después de la crucifixión y el entierro, las mujeres fueron a la tumba para completar los rituales del entierro. Habían enterrado a Jesús apresuradamente porque el sábado se acercaba rápidamente. ¡Al llegar a la tumba, estaban aterrorizados y atemorizados! No pudieron encontrar el cuerpo de Jesús. Recuerdo ese momento entre que papá todavía estaba con nosotros y su fallecimiento. Mamá y yo estábamos en la habitación del hospital. Apenas media hora antes, papá había abierto los ojos un poco. Nos saludó con la cabeza al asegurarse que estábamos allí con él. Media hora más tarde, cuando mamá y yo nos sentamos a su lado, papá respiró hondo seis veces y murió. Ese primer momento es un momento aterrador. En completo nerviosismo y dolor, mamá y yo debemos haber dicho cientos de "¡Ave María!" Si has estado con tus seres queridos en el momento de su muerte, sabes que es un momento definitorio. Sin embargo, para nosotros que creemos, la muerte no define la muerte. La muerte es definida por la vida!
   

2. Esperanza que surge de la fe. En cada uno de los relatos de la resurrección, el miedo es seguido por la seguridad. Los ángeles se les aparecen a las mujeres y a los discípulos con palabras similares a esto: “¿Por qué buscan a los vivos entre los muertos?” Por primera vez, las mujeres y los discípulos tienen otra posibilidad: una esperanza que surge de la fe. Antes de que mi padre falleciera, se decidió que mi querida madre se mudaría a mil kms  de distancia con mi hermano. Antes de dejar Kerala para regresar , le pregunté a mi mamá: “¿Dónde te gustaría que te enterraran, en caso de que te suceda algo? ¿Quieres ser enterrado donde está enterrado papá? "Mamá dijo:" ¡No importa! ¡Su tumba ya no estará más!" A mamá no le preocupa realmente que no sea enterrada con papá. De hecho, ¿por qué debería estar preocupada? Si realmente lo pensamos, ¡los ángeles tenían razón! “¿Por qué deberíamos buscar a los vivos entre los muertos?” Desde mi regreso a Dayton después del entierro de mi padre, he tenido veintitrés funerales. Cada uno de estos funerales ha sido difícil, no solo porque he enterrado a algunas personas muy queridas, sino también porque cada funeral ha sido una revitalización del funeral de papá. Dios simplemente no me da un descanso. De hecho, un día tuve dos funerales consecutivos. Fue como si en cada funeral Dios me golpeara la cabeza diciendo: "¡Tu Papá está vivo!" ¿Qué haríamos sin nuestra fe de que Jesús ha resucitado de entre los muertos? Gracias a Dios por mi fe. Por esa fe pude oficiar veintitrés funerales!
3. ¡Vive como has muerto! ¡Hoy es la Pascua! ¿Hay alguien aquí que no crea que Jesús resucitó de entre los muertos? Si lo hay, déjame decir: "¡Acabas de perder una hora y media de tu vida!" ¡Ahora tengo una pregunta para aquellos que sí creen! ¿Crees que después de la muerte hay resurrección? ¡Si no lo creen, tenemos otro grupo de personas que está perdiendo su hora y media! ¿Que quiero decir? Hoy, estamos reunidos aquí bajo la luz de esta vela pascual. El día de nuestro bautismo, el sacerdote  le da una vela de bautismo que se enciende de una vela pascual y dice: “¡Reciban la luz de Cristo!”, nuestra inmersión en el agua era nuestra muerte al pecado y la oscuridad y nuestra salida del agua estaba simbolizando nuestra resurrección con Cristo a una nueva vida y nueva luz. El llamado cristiano entonces es vivir como que ya morimo y hemos resucitado. Por esta razón, los creyentes somos llamados "personas de resurrección". Somos personas de resurrección no solo porque creemos que Jesús ha resucitado, sino porque compartimos su muerte y resurrección. Como dice Pablo: “En consecuencia, ustedes también deben pensar que están muertos al pecado y que viven para Dios en Cristo Jesús. ¡Hoy somos testigos de la resurrección de Jesús! El mundo debe ver en nosotros un pueblo que ha muerto con Jesús en la cruz: debemos morir como Él en el pecado y egoísmo, hipocresía y justicia propia, prejuicio y odio, orgullo y arrogancia. Por el contrario, debemos vivir la nueva vida de la resurrección: una vida de amor y misericordia, paz y reconciliación, compasión y bondad, santidad y virtud, humildad y justicia.
En muchos sentidos, este altar es la tumba vacía! ¡En unos momentos, entraremos en comunión con el Señor resucitado de la misma manera que lo hicieron los discípulos y la iglesia primitiva! Al salir de esta iglesia e ir a nuestros hogares, nuestros lugares de trabajo y, de hecho, al mundo, vivamos como que hemos muerto y resucitado.

-Padre Satish Joseph