IV Domingo Ordinario
Lecturas del Dia Ha sido una semana estresante y tensa para los Estados Unidos.Sin importar si usted es un partidario del presidente Trump o no, estos no son tiempos fáciles. Tuve el privilegio de tener cierta distancia de toda la tensión. Pero tan pronto como entré en el país, cada conversación que he tenido, de alguna manera, conduce a los acontecimientos en la nación. Ya se trate de la marcha de la semana pasada o de la marcha de esta semana, ya se trate de la inmigración o el reasentamiento de refugiados, la gente se han tomado las redes sociales para expresar sus esperanzas y su angustias. Una de las preguntas que me hacía era: "En tiempos como este, ¿en qué me apoyo?" Cuando la fragilidad se produce, ¿en qué me baso? Después de todo, la política no puede darnos la salvación y no nos promete la eternidad. Necesitamos algo más profundo. Me volví a las Escrituras para obtener respuestas. No importa de qué lado estamos, las lecturas de este domingo nos ofrecen alguna dirección. Aquí hay tres puntos de la Escritura para nosotros: 1. Pertenecemos a Cristo. Me gustaría comenzar con la segunda lectura de la semana pasada. Esa lectura y la lectura de hoy, de hecho, deben ser leídas juntas. Pablo dice: "Quiero decir que cada uno de ustedes están diciendo:" Yo pertenezco a Pablo ", o "Yo pertenezco a Apolo", o “Yo pertenezco a Cefas", o "Yo pertenezco a Cristo." Podría significar que algunos de nosotros digamos: "Yo pertenezco a Trump", o "Yo pertenezco a Clinton". El hecho es que la Iglesia está dividida hoy. Los católicos están divididos sobre los inmigrantes y cómo abordar este tema. Los católicos están divididos entre los refugiados Y su reasentamiento. Los católicos están divididos sobre lo que significa ser Pro-Vida o Pro-elección. Es una tragedia, pero creo que es verdad. En este contexto, creo que Pablo nos está pidiendo que encontremos un terreno común en medio del conflicto. Nos está diciendo lo que dijo a los corintios, que hay algo más poderoso que nos une que lo que divide - es Jesucristo. Creo que valdría la pena que la Iglesia se imagine no como demócratas, republicanos, o independientes, sino más bien como discípulos de Jesucristo.Puede ser, antes que nada, que nuestras conversaciones realmente sean sobre lo que significa ser seguidores de Jesucristo. 2. El punto de partida. En cualquier conversación, el punto de partida es muy importante. Es posible que no sepamos cómo terminará la conversación, pero podemos determinar el punto de partida. Aquí está el punto de partida que propone la lectura del evangelio de hoy: ¡las Bienaventuranzas! Debemos recordar que Jesús estaba predicando las Bienaventuranzas a sus discípulos y no a las multitudes. Si realmente pertenecemos a Cristo, y si realmente nos consideramos discípulos, nuestra conversación puede ser acerca de descubrir la bendiciones de las Bienaventuranzas. Podríamos hablar de la "pobreza de corazón". Si nuestras conversaciones, o actitudes y nuestras opciones surgieran de la pobreza de corazón, ¿serían diferentes? Quizás deberíamos hablar de "los que lloran". ¿Quiénes son los que lloran en medio de nosotros, en nuestra ciudad, en el margen de la sociedad? Vamos a hablar de cómo podemos consolarlos. Hagamos nuestra conversación con mansedumbre porque Jesús llama a"los mansos", benditos. No nos olvidemos de ser "misericordiosos" unos con otros porque la misericordia que mostramos será la misericordia que se nos muestra. Desafiemonos los unos a otros para ser "limpios de corazón", dejando de lado nuestros prejuicios, apuntarnos con los dedos, nuestros insultos, y conduciendo nuestra conversación con la dignidad. En medio de todas las luchas, Jesús nos llama a ser "pacificadores" en lugar de ser guerreros, porque dice que así, seremos llamados hijos de Dios. En la medida en que nos comprometemos con las Bienaventuranzas, en esa medida el Reino de Dios será nuestro. 3. La Humildad y la Justicia. Tal vez, la más poderosa de todas las lecturas de hoy es la primera lectura de Sofonías. Sofonías profetizó sólo unos años antes de la destrucción de Judá y del templo en Jerusalén. Había infidelidad desenfrenada hacia el Pacto. El pueblo de Dios había olvidado a quiénes eran llamados a ser. Es en este contexto es donde Dios busca una cierta clase de remanente. Dios dice: "Buscad al SEÑOR, todos los humildes de la tierra, que han observado su ley; Busquen la justicia, busquen la humildad." Y otra vez: "Y dejaré como remanente en medio de ustedes un pueblo pobre y humilde, el cual se refugiara en el nombre del Señor.” Las dos principales cualidades que Dios busca del pueblo remanente son la humildad y la justicia. Humildad: simplemente ya no forma parte del discurso público y político. Sin embargo, como personas que pertenecen a Cristo, como discípulos, como los nuevos remanentes, la única cosa que Dios busca en nosotros es la humildad. Evaluemos nuestras conversaciones, nuestras actitudes y nuestras elecciones en las últimas dos semanas - ¿han sido conducidas con humildad? Entonces hay justicia. La justicia de Dios es diferente a la justicia de los estados-nacionales. La diferencia es que la justicia de Dios es templada con misericordia. Una vez más, evaluemos nuestra actitud: ¿es la justicia templada con la misericordia parte de nuestro carácter cristiano? Como Jesús le dice a sus discípulos: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia". Esta bienaventuranza es una advertencia, ¿no es así? Si no mostramos Misericordia, nos negamos a la misericordia de Dios. Espero que seamos un pueblo lleno de humildad y justicia templado con misericordia - Al celebrar esta Eucaristía, hallemos un terreno común en Cristo que viene a nosotros a pesar de nuestras diferencias. Que recibamos a Cristo con humildad y podamos ser misericordia de justicia para el mundo. -Padre Satish Joseph
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AuthorAqui estan las homilias del Padre Satish de cada domingo. Archives
November 2022
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