Desde el Sínodo sobre la familia convocada por el Papa Francisco se celebró en octubre no sólo para completar su trabajo, sino también para proporcionar una enseñanza coherente sobre la familia que sea aceptable para todas las partes en la conversación. Hoy, me gustaría ofrecer tres puntos para que pensemos. 1. El contexto. Como observó el Sínodo, los contextos en los que las familias se encuentran son variadas y complejas. Por un lado, el contexto es el lugar y el papel de las familias tradicionales. Mucha gente seguramente se encuentran muy bendecidos de estar en esas familias. Por otra parte, como dijo el mensaje final del Sínodo, la fe debilitada, la indiferencia a los valores verdaderos, el individualismo, el empobrecimiento de las relaciones, el estrés, los niños con necesidades especiales, el envejecimiento, la pobreza, la migración y la violencia continúan ejerciendo una enorme presión sobre las familias. El contexto es también que un gran número de los católicos divorciados quienes vuelven a casarse se encuentran excluidos de la vida interna de la Iglesia. La cuestión se complica aún más por el proceso de anulación, que, en realidad, tiene la intención de mantener el vínculo inviolable de matrimonio. Sin embargo, lo que se entiende por, defender algo positivo también puede llegar a ser un proceso engorroso. Tal vez aún más compleja es la cuestión de la definición del matrimonio. La definición muy tradicional del matrimonio como un pacto de por vida monógama entre un hombre y una mujer está en cuestión. El Sínodo ha esbozado estos temas como sus preocupaciones pastorales. Estoy seguro de que el Sínodo hará un intento especial para responder a estas complejidades pastorales. 2. El Ideal. Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. La lectura del evangelio nos habla de la familia de Jesús. A medida que la cuenta de la presentación en el templo sugiere, la familia era religiosa y temerosa de Dios. Sus vidas no eran libres de dificultades e incertidumbres, sin embargo, resolvían todo con fe en Dios y la fidelidad del uno al otro. En muchos sentidos, este es el ideal puesto ante nosotros. Todos deseamos que nuestras familias sean como la familia de Jesús, María y José. Algunas familias son en efecto como la Sagrada Familia y gracias a Dios por eso. Nos dice que lo ideal es alcanzable. Pero cuando miro a mi propia familia, no somos la familia ideal ni más sagrada. Todos tenemos expectativas el uno del otro de que encontramos difícil de cumplir. Y a veces las expectativas llevan a la discordia. Tal vez, muchos de ustedes pueden entender muy bien esto. Para otros, no es solo simplemente la discordia sino también la violencia doméstica, la adicción, el estrés financiero, las infidelidades, las heridas y la falta de voluntad para dejar el pasado atrás. Esto conduce al divorcio, un nuevo matrimonio, y las cuestiones familiares complejas resultantes. El sínodo sugiere un enfoque más compasivo en el trato con las personas y las familias quienes están luchando. Por otro lado, se está pidiendo evitar la "misericordia engañosa". En otras palabras, el Sínodo está diciendo que no importa cuán lejos se encuentran las familias del ideal, la iglesia nunca debe dejar que ayudar a la gente a esforzarse por alcanzar el ideal. Por otra parte, cada familia debe esforzarse por ser santa. 3. El llamado a la santidad. Las lecturas de hoy no nos dejan indefensos sobre cómo podemos esforzarnos por ser santo siendo familias imperfectas. Tanto la primera lectura y la segunda lectura tienen algunos consejos muy prácticos para ofrecernos. En la primera lectura, Eclesiástico exhorta a los niños a tratar a sus padres con respeto y cuidar de ellos en su vejez. Pablo es aún más específico. Él dice: "Hermanos, Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión." Aquí esta el fondo de la cuestión. Nuestras familias no tienen que ser perfectas para esforzarnos por la santidad. La santidad no significa la ausencia de problemas, sino más bien, significa que enfrentamos nuestras imperfecciones con compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, soportándonos unos a otros y perdonándonos los unos a otros. De esta manera, como personas imperfectas todos podemos esforzarnos hacia el ideal. En esta Eucaristía, pongamos nuestras familias en el altar. Y que la paz y la bondad de Dios esten en nuestros hogares. Amén. - P. Satish Joseph
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AuthorAqui estan las homilias del Padre Satish de cada domingo. Archives
November 2022
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