26 demayo de 2019 - La Palabra, El Amor, El Espiritu

VI Domingo de Pascua
Lecturas del Dia
Llegué a una conclusión muy importante cuando mi padre falleció. No importa cuánto te prepares para la muerte de alguien, nunca puedes prepararte lo suficiente. El dolor tiene una forma de deshabilitar todas tus defensas. Lleva meses y, a veces, años para aceptar la ausencia de quienes amas. Quizás, esta sea la mejor manera para que describa los sentimientos detrás de la lectura del evangelio de hoy. Jesús ya no estaba físicamente entre los discípulos y la iglesia primitiva. Después de su resurrección, se apareció unas cuantas veces a sus discípulos, pero ahora incluso eso había cesado. La comunidad cristiana primitiva no sólo anhelaba la presencia de Cristo, sino que luchaba por encontrar nuevas formas de experimentar su presencia.
El evangelio de hoy le da a la iglesia primitiva formas en las que podrían experimentar la presencia de Cristo aun cuando su presencia física haya desaparecido. Es en estas mismas formas que Cristo también está presente para nosotros.

1. La palabra. Jesús nos dice en el evangelio de hoy: "Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada con él." (Jn 14, 23). Permítanme reflexionar sobre estas palabras de una manera muy humana y práctica. Hace algunos días, acostado exhausto en mi sofá después de un largo día de trabajo, me sentí superado por el dolor. Extraño a mi padre. Extraño escuchar su voz por teléfono. Lo extrañaré cuando visite la casa la próxima semana. Durante estos momentos, hablo con él y a menudo repito sus palabras. Yo digo las palabras que él me dijo. Los digo una y otra vez. Y de la manera más extraña, siento su cercanía. Es como si papá estuviera conmigo a través de sus palabras. Este es el sentido en el que Jesús dice: "El que me ama cumplirá mi palabra, y mi Padre lo amará, y nosotros vendremos a él y haremos nuestra morada con él". Al contrario, Jesús dice: "Quien no me ama no guarda mis palabras ". La clave aquí es" Quien me ama ... ". Si amamos a Cristo, cumpliremos su palabra. Y cuando cumplimos su palabra, él se hace presente entre nosotros. Hoy, no estamos invitados a simplemente leer las palabras de Cristo. Hoy, estamos invitados a "guardar" la palabra de Dios, porque cuando "guardamos" la palabra de Dios, traemos a Cristo a la vida en el mundo.
   
   2. El amor. Hay una segunda manera en que Cristo está presente en nuestro medio: en vivir su amor. La misión principal de Jesús en la tierra fue mostrarnos el amor del Padre. Sin embargo, Jesús no solo nos mostró el amor del Padre, sino que él vivió el amor del Padre. Al vivir el amor del Padre, Jesús hizo al Padre presente al mundo. Entonces Jesús ordenó a sus discípulos amar con ese mismo amor. La semana pasada escuchamos a Jesús decir: "Como yo los he amado, así también uds deben amarse" (Jn 13, 34). Cuando vivimos el amor de Cristo, hacemos que Cristo esté presente en el mundo de la misma manera que Cristo hizo que el Padre esté presente para el mundo. Esto hace que nuestra misión sea muy parecida a la de Cristo. Quiero argumentar que no hay otra manera en la que Cristo esté presente más poderosamente, que en el amor que traemos al mundo. Sí, Cristo está presente en la palabra. Sí, Cristo está presente en la Eucaristía. Sí, Cristo está presente en la Santa Cena. Pero si esa presencia no se traduce en amor real para las personas, entonces, nos convertimos en testigos contrarios. Así como la vida de Jesús dio testimonio del amor del Padre, solo nuestro amor mutuo puede dar testimonio de la presencia de Cristo.
   
   3. El abogado. La tercera forma en que Cristo está presente es el Abogado, el Espíritu Santo. Jesús dice: "El Defensor, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, te enseñará todo y te recordará todo lo que [yo] te dije" (Jn 14, 26). ¿Quién es este abogado? ¿Quién es este Espíritu Santo? ¿Cómo entendemos las palabras de Jesús? En lo que respecta a Jesús, el Abogado es nada menos que el amor del Padre. Dios está más presente para nosotros como amor. Cada experiencia que tenemos del amor de Dios es una experiencia del Abogado. El Abogado es la personificación del amor del Padre. Jesús promete que el Padre nos enviará el Espíritu de nuevo. A medida que se acerca Pentecostés, oremos por un nuevo derramamiento del amor del Padre sobre nosotros y sobre el mundo. Uds y yo sabemos que hoy lo necesitamos más que nunca.
   
   

Nosotros los católicos sabemos que Cristo está presente de manera más tangible en la Eucaristía. Al recibir a Cristo en el pan y el vino, también guardemos su palabra y vivamos en su amor. De esta manera, podemos hacer a Cristo presente en el mundo. Amén.
-Padre Satish Joseph