XXIV domingo de tiempo ordinario
Lecturas del Dia ¿Nos consideramos personas generosas? ¿Y por qué? ¿Es porque compartimos dinero fácilmente a quienes lo necesitan, o porque perdonamos fácilmente a los demás, o porque ofrecemos una cantidad considerable de su tiempo como voluntario, o porque usamos nuestros talentos naturales para ayudar a los demás? La generosidad es una palabra importante. Incluye una amplia gama de actitudes. Además, uno puede ser generoso en un área y ser muy tacaño en otro. Por ejemplo, uno puede donar riquezas fácilmente pero ser muy tacaño en dar complementos a los demás. Uno puede donar tiempo fácilmente pero estar muy celoso de los logros de otras personas. Permítanme volver a mi pregunta original. ¿Nos consideramos personas generosas? Me gustaría abordar la lectura de las Escrituras de hoy desde la perspectiva de la generosidad, más específicamente, la generosidad de Dios. Aquí están mis tres implicaciones prácticas para la vida cristiana.
Tenemos una historia similar en la lectura del evangelio. Cuando los discípulos se quejaron con Jesús de que alguien que no estaba entre ellos estaba expulsando demonios en su nombre, Jesús respondió: "No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor.os" (Mc 9, 40). Juntas, estas dos historias nos dicen que Dios es mucho más generoso de lo que podamos imaginar. Estas historias son solo indicadores. La generosidad de Dios es inconmensurable. La creación es un acto de la generosidad de Dios. El mismo aliento que acabamos de tomar es un acto de la generosidad de Dios. Sobre todo, vemos la generosidad de Dios en Jesús. La cruz es el símbolo más grande del amor generoso de Dios. Como implicación práctica, consideremos dos cosas: Primero, ¿somos generosos con Dios? ¿Cuánto tiempo dedicamos a Dios? ¿Es mi adoración un acto generoso o una obligación? En segundo lugar, ¿es mi generosidad hacia Dios la fuente de mi estilo de vida generoso? 2. Las dos historias que tenemos en la primera lectura de hoy y la lectura del Evangelio no son solo ejemplos de la generosidad de Dios, sino también ejemplos de la universalidad de la generosidad de Dios. Con qué frecuencia y con qué facilidad pensemos que Dios es generoso solo con nosotros; que Dios es generoso con nosotros, los cristianos y los católicos? Pero ¿y los demás? Aunque la universalidad de la generosidad de Dios en las lecturas de hoy se refiere al pueblo de Israel, los evangelios son enfáticos en que Cristo vino a redimir a toda la creación. La forma en que la universalidad del amor salvífico de Dios se tradujo en la enseñanza oficial de la Iglesia llevó tiempo. No fue hasta el Segundo Concilio Vaticano que la Iglesia puso el poder salvador de Dios más allá del catolicismo en declaraciones doctrinales. En su documento “SOBRE LAS RELACIONES DE LA IGLESIA CON LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS,” la Iglesia dice: “La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepan en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.” Aunque la iglesia cree sin concesiones que Jesús es "el camino, la verdad y la vida" (Juan 14: 6), encuentra la manera de equilibrar la generosidad de Dios con la aceptación del poder salvador universal de Dios. La implicación aquí es que nuestra generosidad debe reflejar la generosidad de Dios. En nuestra comprensión y relación con personas de otras religiones, culturas y pueblos, debemos ser generosos como Dios es generoso. 3. En mi tercer punto, me gustaría centrarme en la segunda lectura de hoy de Santiago. El enfoque de Santiago está en la riqueza. Él escribe: “Lloren y laméntense, ustedes, los ricos, por las desgracias que les esperan. Sus riquezas se han corrompido; la polilla se ha comido sus vestidos; enmohecidos están su oro y su plata." Los eruditos de las Escrituras nos dicen que Santiago estaba escribiendo a dos grupos de personas en la sociedad de su tiempo: los comerciantes y los propietarios de tierras. Santiago los hizo responsables de dos formas. Primero, que operan en la sociedad sin ninguna referencia a Dios o la voluntad de Dios. En segundo lugar, que en un mundo de recursos limitados, la acumulación de riqueza se estaba haciendo los recursos cada vez menos disponibles para el resto de la sociedad. La mejor manera para mí de interpretar este pasaje es pensar que Santiago le pide a los ricos que imiten la generosidad de Dios. El mensaje de Santiago sigue siendo relevante hoy en día, especialmente a medida que la disparidad económica entre ricos y pobres sigue creciendo. Pero miremos más allá de la riqueza y la riqueza. Volvamos a mi pregunta original: ¿Somos personas generosas? ¿Y por qué? Esta semana, examinemos no solo nuestra relación con la riqueza, sino también nuestras relaciones, nuestro tiempo, nuestras actitudes, nuestro trabajo y nuestro ocio. Que nuestra vida refleje la generosidad de Dios. Cada Eucaristía es una celebración de la generosidad de Dios. Lo que traemos ante Dios es un poco de pan y un poco de vino. Pero lo que Dios nos da a cambio es la vida, la presencia y la salvación de Dios. Ahora Dios nos pide que vayamos y hagamos lo mismo. Amén. Padre Satish Joseph
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AuthorAqui estan las homilias del Padre Satish de cada domingo. Archives
September 2022
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