24 de septiembre de 2017 -Cuando la Justicia y la Misericordia Union

XXV Domingo Ordinario
Lecturas del dia

¿Cuántas veces has gritado: “No es justo!” ? Probablemente digo esto al menos una vez día. A veces estoy en lo cierto, y a veces no. Cuando experimentamos una injusticia, buscamos la justicia , el sistema de justicia. Es lo que hay que hacer. Es correcto buscar la justicia no sólo a nivel social, pero para nosotros, los católicos también creemos que la justicia es una cualidad divina. Sabemos que Dios es justo. Hay un problema, sin embargo. Cuando hemos hecho algo mal y venimos delante de Dios, no buscamos la justicia, sino más bien, la misericordia. Aquí, entonces, es la dicotomía - sabemos que Dios es  justo pero esperamos ser tratados con misericordia. Si Dios nos tratara como pecadores de la misma manera que nuestro sistema de justicia trata a los delincuentes, ¿Como sería el aspecto del confesional? En la tradición cristiana, Dios es conocido por ser a la vez justo y misericordioso? Donde se encuentran la justicia y la misericordia? El propósito de la parábola del dueño generoso de la viña en la lectura del Evangelio de hoy está destinado a abordar precisamente esta cuestión. Sólo para recordar, en la parábola, el propietario de un viñedo invita a los trabajadores a trabajar en su viña en diversos momentos durante el día, pero les paga a todos los mismos salarios, lo que provoca la queja de los primero que vinieron en el campo .
En mis tres puntos, me gustaría abordar la cuestión de la justicia y la misericordia de Dios.

1. El primero será el último.Para comprender la relación entre la justicia y la misericordia, debemos comenzar con la moraleja de la parábola que Jesús propone al final de la parábola. Él dice: “Por lo tanto, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.” Que realmente está pasando aquí? Jesús fue acusado de asociarse con personas de mala reputación - una acusación que Jesús nunca negó. Él mismo dijo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores (Mt 09:13). Los llamados “religiosos” en el tiempo de Jesús pensaban al igual que muchos de nosotros - Dios y el cielo son para los justos. Jesús  volvió esta forma de pensar al revés. En la parábola, dando los salarios iguales al final, el dueño de la viña no estaba negando la justicia a  quienes trabajaron todo el dia.. De hecho, estaba siendo justo. Sin embargo, al dar el mismo salario a los que vinieron después, estaba siendo misericordioso. A través de la parábola, Jesús estaba dando una lección muy simple - Dios es accesible para el justo y el pecador. Sin embargo, las personas justas comenzaron a ofenderse por Jesús por mostrar misericordia sobre los que, en los pensamiento de ellos, no lo merecía. Pero, como dice Isaías en la primera lectura de hoy, Dios no piensa como nosotros. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el señor. Tan alto como los cielos sobre la tierra, así son mis caminos de ustedes, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”A medida que avanzaba el ministerio de Jesús, fueron los pecadores que respondieron con más ganas a Jesús. Las “personas justas”, en la otra parte. estaban perdiendo la presencia de Dios entre ellos. Por lo tanto, la declaración de Jesús, ‘los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.’ ¿Qué significa esto para nosotros? Esto significa que nosotros, las personas religiosas, debemos evitar la tentación en lo que los fariseos y los escribas cayeron - la tentación de controlar los pensamientos de Dios. Las lecturas de hoy nos enseñan a no jugar a Dios. A diferencia de nosotros, Dios es justo y misericordioso. Los que consideramos indigno también tienen la oportunidad de eternidad.  
   

2-La generosidad de Dios: la clave para la justicia y la misericordia de Dios.Volvamos a la pregunta original - En el cristianismo, ¿ donde la justicia y la misericordia convergen ? La respuesta la encontramos al final de la parábola del dueño generoso de la viña . Cuando la gente que vinieron primero en la viña se quejaron contra el propietario, porque la gente que vinieron más tarde recibieron el mismo salario que ellos, dijo, “te da envidia que yo soy bueno?” La respuesta, entonces, radica en la palabra “generosidad .” Los que llegaron temprano a la viña tenían su recompensa justa, mientras que los que llegaron tarde a la viña experimentaron la misericordia de Dios. Tanto la justicia y el flujo brotan de la generosidad de Dios. Los justos y los pecadores, el primero y el último,  pueden esperar recompensa eterna debido a la generosidad de Dios. Esto precisamente lo que dice Isaías en la primera lectura de hoy, así cuando describe "Dios, que es rico en perdón" (Is 55, 7). La eternidad no es algo que ganamos. La eternidad es un generoso regalo de Dios para todos nosotros. Hoy debemos agradecer a Dios por la generosidad de Dios.
3-La generosidad viral. En mi tercer punto, me gustaría volver a la parábola de la semana pasada del sirviente que no perdona. El sirviente debía al rey una deuda enorme. En la justicia, el rey condenó a su deudor a la cárcel hasta que pagara la deuda. Después, sin embargo, movido por la compasión y la misericordia, el rey perdonó toda su deuda y lo dejó ir libre. La parábola estaba destinado a mostrar la generosidad de Dios. Sin embargo, la parábola estaba destinado a convencer también a los seguidores de Jesús que tienen una obligación religiosa para difundir la generosidad de Dios. La negativa del deudor para compartir la misma compasión con su compañero de trabajo era contraria a la generosidad de Dios. Sí, es cierto que cuando llegamos al confesionario nuestro Dios justo nos trata con misericordia. Esto se debe a que Dios es generoso. Ahora nuestra tarea es dejar que la generosidad de Dios sea viral. Las únicas personas que pierden la gracia de la generosidad de Dios son aquellos que envidiaban la generosidad de Dios hacia los demás. Y perdemos la gracia, no porque Dios no sea generoso y misericordioso, sino porque rehusamos a ser parte de la generosidad de Dios.
Cada Eucaristía es una experiencia de la justicia y la misericordia de Dios. Cuando llegamos a la misa, estamos delante de Dios como una comunidad de pecadores. Es por ello que al comenzar cada misa  declaramos “Señor, ten piedad.” Dios nos podía condenar.Sin embargo, tiene piedad de nosotros. La comunidad cristiana sale de cada Eucaristía como una comunidad reconciliada, después de haber experimentado la misericordia de Dios. Al salir de esta iglesia hoy en día, asegurémonos de proclamar que Dios es justo. Pero en nuestras acciones, dejemos que la misericordia de Dios se convierta en viral.  
- Padre Satish Joseph