22 de marzo de 2020 - "Solo porque Tenemos Ojos..."

IV Domingo de Cuaresma
Las Lecturas del Dia
"¡Solo porque tengamos ojos no significa que veamos!" Estamos en medio de una pandemia mundial. Ahora sabemos que hay quienes vieron venir a la pandemia, hay quienes no la vieron venir, hay quienes la vieron venir pero no quisieron verla venir, y hay quienes, aunque está aquí, no quiere ver que ha llegado. Tomemos, como ejemplo, las vacaciones de primavera en Miami, Florida. En un segmento de noticias, un estudiante universitario dijo: “Tenemos problemas más importantes como la pobreza y el hambre. ¡Abordemos eso!” Otro estudiante universitario dijo: "El virus viene en el camino de mis vacaciones de primavera". Otro estudiante dijo: “He planeado estas vacaciones de primavera durante mucho tiempo. ¡No me impedirá festejar! La pregunta que hacen muchas personas es: "¿Cómo pueden no ver?" Y mi respuesta es: "¡Solo porque tengamos ojos no significa que veamos!"
En este cuarto domingo de Cuaresma, escuchamos una conmovedora historia del evangelio de Juan acerca de un hombre ciego que finalmente pudo ver, y personas que tenían la visión pero eran ciegos. Esta historia no es simplemente la historia de un hombre ciego que luego milagrosamente pudo ver. Es la historia de la redención humana. Es tu historia y la mía. Aquí están mis tres implicaciones prácticas.

1. Que vemos La curación del hombre nacido ciego es uno de esos milagros donde Jesús toma la iniciativa. Existen numerosas curaciones en los evangelios donde las personas vienen y le piden a Jesús que los sane este no es el caso Jesús vio al hombre ciego y sus discípulos le hicieron la pregunta: "Rabí, ¿quién pecó, este hombre o sus padres, porque nació ciego?" ¿Qué vieron los discípulos? Vieron a un hombre ciego. ¿Qué vio la sociedad? Vieron a un mendigo ciego. ¿Qué vieron los oponentes de Jesús? ¡Vieron a un pecador! ¿Qué hizo Jesús? ¡Jesús vio a una persona humana! ¡Jesús vio la gloria de Dios a punto de manifestarse! Jesús vio el mundo acercándose hacia la redención. A medida que experimentamos una pandemia global sin paralelo en la historia reciente, tal vez necesitemos ver con los ojos de Jesús. Este es el momento de ver el rostro de Dios en cada persona humana. Este es el momento de renunciar a nuestros prejuicios y, como Jesús, trabajar para la redención de toda la humanidad. Este es el momento de dejar de lado el interés propio y, como Jesús, dedicarnos al bien de los demás. Ninguno de nosotros vemos completamente. Cada uno de nosotros tiene un área donde estamos ciegos. ¡Este es el momento de permitir que Jesús abra los ojos de nuestros corazones! 
   
   2. A quien vemos Al comienzo de la historia del hombre ciego, el ciego no veía nada. Ni siquiera sabe que el Salvador del mundo ha puesto sus ojos sobre él. Realmente era ciego. A medida que avanza la historia, al abrir los ojos, gradualmente llega a ver a Jesús como el Mesías y hace una profesión de fe. Al no saber nada acerca de Jesús, hace una confesión de fe diciendo: "¡Sí creo, Señor!" No fue un viaje fácil. ¡Tuvo oposición, amenazas y abandono! Vio que Jesús  también tuvo oposición, amenazas y fue víctima de conspiraciones. Sin embargo, cuando sus ojos finalmente vieron al Mesías, supo que había vuelto a casa. Estamos en medio de una pandemia mundial. ¿Cómo lo vemos ahora? ¿A quién vemos ahora? ¿Qué significa nuestra fe ahora? ¿Quién es Dios para nosotros ahora? Como el hombre cuya vista fue restaurada, veamos a Cristo entre nosotros. Que podamos encontrar a Dios en medio de nosotros. Esta semana, cuando se encuentre confinado en sus hogares y con su familia, pueden ser llevados a una profesión de fe. Que sea, "¡Creo, Señor!" 
   
   3. Como lo vemos Hay diferentes grupos de personas en la historia del hombre nacido ciego. Allí estaban los discípulos, los vecinos del ciego, sus padres y, finalmente, los opositores de Jesús. Cada uno de los grupos de personas vio a Jesús desde su propia perspectiva. Sin embargo, solo el hombre sanado de su ceguera veía las cosas como deberían ser vistas. Sí, había recuperado la vista, pero estaba viendo desde un lugar muy diferente. Él vio de otra manera. Vio con los ojos del corazón, los ojos de la fe. Al igual que el hombre ciego, estos son momentos en los que debemos mirar al mundo, a nuestra iglesia y a nuestros seres queridos con ojos muy diferentes: ¡los ojos del corazón, los ojos de la fe! A pesar de cómo parecen las cosas, Dios sigue siendo nuestro Salvador. La oscuridad ha sido vencida por la luz. El mal ha sido vencido. La muerte ha sido derrotada. ¡Dios está con nosotros ahora más que nunca! Es en momentos como estos que confesamos: "¡Creo, Señor!" 
   
   

Permítanme terminar la homilía de hoy con palabras de la segunda lectura de hoy:
“Hermanos y hermanas:
una vez fueron oscuridad,
pero ahora son luz en el Señor.
Vivan como hijos de la luz,
porque la luz produce todo tipo de bondad,
justicia y verdad ”(Efesios 5: 8-9).

-Padre Satish Joseph