XVI Domingo Ordinario
Lecturas del Dia El otro día, me encontré con una joven madre de tres hermosos hijos. Después de apenas siete años de matrimonio, se siente abandonada. Ahora debe solicitar el divorcio con el fin de obtener manutención para sus hijos. Mientras su tristeza provenía del hecho de que su matrimonio se estaba desmoronando, ella también sentía que, como católica, que si buscaba el divorcio, se iría al infierno. Ella dijo que su fe en Dios fue completamente aplastada. Se sintió abandonada por Dios. Lloró durante toda la hora y media que pasó conmigo. Después de escuchar mucho y pensar un poco, la invité a considerar la presencia de Dios en su vida de manera un poco diferente. Le dije, “Dios no está sentado en algún lugar desconectado de ti o de tu vida. Dios no te ha abandonado. Dios está a tu lado, llorando contigo. Mientras lloras, hay lágrimas en los ojos de Dios. Dios no puede cambiar el comportamiento de tu esposo. Sin embargo, Dios puede darte la fuerza interior para seguir adelante. Quizás, este encuentro conmigo es la forma en que Dios te cuida.” Al final de la conversación, ella estaba mucho más en paz consigo misma y con Dios, a pesar de que su vida por delante siguiera con luchas. Pero, sobre todo, se consoló de que no se iría al infierno. Quizás, casi no hay nadie aquí que en un momento u otro no sintiera que la vida se estaba desmoronando. Todos nosotros, en un momento u otro, nos sentimos abrumados con lo que la vida nos ofrece. ¿Dónde está Dios en estos momentos? Permítanme ofrecer tres puntos para la reflexión hoy. 1. ¡El pasaje del evangelio de hoy es precioso! Es uno de esos raros pasajes que nos permite entrar en la vida emocional de Jesús. Dos veces en el mismo pasaje, Marcos nos muestra los tiernos momentos de Jesús. Primero, al darse cuenta de lo cansados que estaban sus discípulos, los invita a irse a un lugar solitario y descansar un rato. Marcos nos dice que, incapaz de conseguir el descanso que esperaba conseguir porque eran tantos los que iban y venían, “el corazón de Jesús se compadeció de ellos”(Mc 6,34). La palabra "compadecerse " se traduce en el verbo griego esplanchnisthe. La forma sustantiva de la palabra es splanchnon. Se usa para referirse a los órganos internos humanos, para el asiento de las emociones y para el corazón. La palabra con la que más nos identificamos es la compasión. Sin embargo, es un poco más que compasión. Quizás el equivalente hebreo oiktrimoi es el que mejor expresa su significado: "amor misericordioso". En el Antiguo Testamento, este tipo de amor es una cualidad de Dios. Encontramos esto en Isaías 54: 7-8 donde, a su pueblo exiliado, Dios dice: "Con misericordia eterna tendré compasión de ti". Cuando Marcos dice, “su corazón se compadeció de ellos”, estaba diciendo que Jesús fue movido por “amor misericordioso y desgarrador” desde sus entrañas. Estaba diciendo que Jesús personificaba “el amor misericordioso y desgarrador" de Dios. Jesús fue el amor misericordioso y desgarrador de Dios en carne humana. Jesús fue la compasión sincera de Dios en persona. No es de extrañar, entonces, que la gente siguiera viniendo a Jesús. En él, podían tocar “el amor misericordioso y desgarrador" de Dios. 2. Antes de pasar a la implicación práctica, quiero poner nuestra atención sobre un área de la vida de Jesús a la que quizás no le prestamos mucha atención: la vida emocional de Jesús. Es posible que no nos demos cuenta de esto si no leemos todo el Capítulo 6 del evangelio de Marcos, pero, entre los relatos de Jesús enviando a sus discípulos a su misión (lectura del evangelio de la semana pasada), y ellos regresando a Jesús (lectura del evangelio de esta semana), Marcos incluye un evento emblemático en la vida de Jesús: el asesinato horriblemente cruel de Juan el Bautista a los manos de Herodes. ¿Qué habría sentido Jesús cuando se enteró de su asesinato? ¿Crees que Jesús se preguntó si el destino del Bautista podría ser algún día también el suyo? En un nivel muy humano, ¿qué crees que le hizo emocionalmente a Jesús la muerte de Juan? Aunque era el amor misericordioso de Dios, Jesús mismo necesitaba compasión. Excepto por las mujeres que lo cuidaron, no tenemos muchos detalles sobre las personas que le mostraron el amor misericordioso a Jesús. Al contrario, le esperaba una muerte más brutal que la de Juan Bautista. Me pregunto cómo fue eso para Jesús. 3. ¿Qué significa la reflexión anterior para nosotros? Dos cosas: cuando nos sentimos perdidos como la gente del evangelio; cuando sentimos que nos estamos desmoronando; cuando nos sentimos vencidos por nuestras debilidades; Cuando nos sintamos como se sintió esa joven madre, debemos recordar que no estamos solos. Podemos creer que Cristo está a nuestro lado porque se encontró con nuestro dolor, nuestra soledad, nuestro abandono, y nuestra pérdida. De hecho, Dios está más cerca de nosotros en nuestro dolor. En segundo lugar, dentro de nuestra propia experiencia de dolor y pérdida, Cristo nos invita a ser el “amor misericordioso y desgarrador” de Dios para aquellos que están perdidos, aquellos que sufren, aquellos que se están desmoronando. Al igual que Jesús, podemos ser el “amor misericordioso y desgarrador” de Dios en carne. Para los necesitados, podemos ser la presencia de Cristo cuyo "corazón se conmueve de piedad". Nadie debería sentirse perdido y abandonado, porque los cristianos son el “amor misericordioso y desgarrador” de Dios encarnado. -Padre Satish Joseph
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AuthorAqui estan las homilias del Padre Satish de cada domingo. Archives
November 2022
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