26 de agosto de 2018- La Fe Disrupta

XXI Domingo ordinario
Lecturas del Dia

Finalmente, después de cinco fines de semana, hemos llegado al final del discurso del Pan de  Vida. Solo desearíamos que el discurso termine bien. Pero no es así. Termina dejando que los lectores sepan que muchos de los discípulos de Jesús "volvieron a su forma de vida anterior y ya no lo acompañaron (Jn 6:66)”. Justo cuando te preparas para un mal final, hay un atisbo de esperanza. Jesús vino a los Doce y les preguntó: "¿También quieren irse?" (Jn 6:67). La respuesta de Pedro calienta el corazón de todo creyente. "Maestro, ¿a quién iremos?", Él dice: "Tú tienes las palabras de la vida eterna. Hemos llegado a creer y estamos convencidos de que tú eres el Santo de Dios" (Jn 6: 68-69). aparte, por favor tengan la confesión de Pedro en el fondo de tu mente. Volveremos sobre ella más adelante). Justo cuando piensas que la historia tiene un final feliz, Juan nos da esta noticia devastadora: Jesús dijo a los Doce: "¿acaso yo no los escogí a los 12? Sin embargo, ¿hay uno entre vosotros que es un demonio? Se refería a Judas, hijo de Simón el Iscariote (Jn 6, 70-71). La historia finalmente terminará bien, pero para eso debemos hacerlo hasta la resurrección.

La conclusión de Juan sobre el discurso del Pan de la Vida no es meramente una conclusión del discurso. Es el final de esta sección de Juan y el comienzo de una nueva. Ahora la trama se complica. Se tira el dado. La gente tomará decisiones con respecto a Jesús.  Esa elección interrumpirá la vida. Esa elección determinará la eternidad. Aquí está mi conclusión al discurso y mis tres implicaciones prácticas.

1. No todos los Discípulos pueden llegar a donde Jesús conduce. Es interesante para mí que Juan diga que muchos de los "discípulos" de Jesús volvieron a su antigua forma de vida. Estos discípulos no fueron los Doce, pero tampoco fueron simplemente las multitudes que lo siguieron debido a la multiplicación de los panes y los peces. Los "discípulos" parecían haber hecho cambios significativos en su estilo de vida para seguir a Jesús. Ahora volvieron a su antigua forma de vida. La transición del pan a la carne, la transición de Moisés a Jesús, la transición de la vida a la vida eterna, la transición de la carne al espíritu: fue difícil. Juan está tocando un punto: seguir a Jesús es difícil. ¿Cuándo ha sido difícil para ti seguir a Jesús? Puedo decirles cuando me resulta difícil. Me resulta difícil seguir a Jesús cuando mi confianza se ha roto. Confío fácilmente porque creo en la bondad básica de las personas. Pero cuando esa confianza se rompe,me lleva mucho tiempo superar el daño. Estoy pasando por esto en este mismo momento. Sé lo que Jesús haría y sé lo que Jesús quiere que haga durante estos tiempos. Sin embargo, es difícil. ¿Cuándo es difícil para ti seguir a Jesús? Es una buena pregunta para reflexionar sobre esta semana.    
2. La fe según Juan . Todo el evangelio de Juan fue escrito por una simple razón: para que los lectores lleguen a creer que Jesús es el Hijo de Dios. Al principio, Juan les dice esto a sus lectores: "Pero a los que lo aceptaron les dio poder para llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre ..." (Jn1: 12). Juan termina su evangelio con las palabras, "estos escritos están para que [lleguen a] creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y que por esta creencia puedan tener vida en su nombre" (Jn 20, 31) Las historias de Juan sobre la mujer samaritana, el hombre nacido ciego, la resurrección de Lázaro, todas terminan con una confesión personal de fe en Jesús como el Mesías. Así también, el final del discurso del Pan de Vida. Los discípulos deben llegar a un punto personal. confesión de fe. En nombre de los Doce, Pedro dice: "Maestro, ¿a quién iremos? Tú tienes las palabras de la vida eterna. Hemos llegado a creer y estamos convencidos de que Tu eres el Santo de Dios "(Jn 6: 68-69). Para Juan, aquellos que creen en Jesús deben llegar a una convicción absoluta acerca de Jesucristo. Deben reconocer que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios viviente, que ha venido al mundo. Deben confesar y aceptar que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; que Él es el pan de  vida; que Él es la Luz del Mundo; y, que Él es la Resurrección y la Vida. La fe en Jesucristo implica la entrega total de un creyente en Jesucristo, sin preguntas. ¿Cuál es nuestra confesión de fe? Especialmente cuando las cosas se ponen difíciles: una enfermedad grave, muerte inesperada, relaciones rotas, traición, abuso sexual infantil por parte de sacerdotes, encubrimiento por obispos, cuando el pecado nos abruma, ¿cómo se ve la fe?
3. Fe interferida. La demanda de Juan de una confesión de fe en Jesucristo fue difícil en aquellos días porque Jesús convirtió la religión con un cambio de 180 grados. Jesús trastornó por completo de  cómo la gente creía en Dios. Interrumpió su vida tan en serio que muchos de ellos abandonaron a Jesús. Interrumpió sus vidas con tanta intensidad, que Judas lo traicionó y los líderes religiosos lo mataron. Aquí está el punto del evangelio de Juan: la fe genuina en Jesucristo causa una interrupción total en la vida de una persona, de hecho en el mundo. Jesús nos desestabiliza Jesús nos hace sentir incómodos. Perdonar en la forma en que Jesús exige, amar incluso a nuestros enemigos de la manera en que Jesús lo muestra, dar sin medida como lo hace Jesús, vivir la vida que Jesús vivió, nos debe desestabilizar. La fe es interferida. De hecho, el final del discurso del Pan de la Vida refleja la vida. Refleja la vida de un creyente y aquellos que abandonan a Cristo. En el evangelio de Juan, no hay término medio; no se puede estar sentado mirando. O debes darlo todo o marcharte. De cualquier manera, Jesús va a interrumpir tu vida. De cualquier manera, va a afectar tu eternidad. De cualquier forma, La fe es perturbador.
Hoy, cuando venimos a Cristo en la Eucaristía, él nos pregunta: "¿Y tú?" Que nuestra respuesta sea: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes las palabras de la vida eterna".
-Padre Satish Joseph