III Domingo de Cuaresma
Lecturas del Dia Estamos en medio de un desafío global como ningún otro en los últimos tiempos. COVID-19, más conocido popularmente como coronavirus, ha cerrado viajes, fronteras, escuelas, deportes, lugares de culto y mucho más. Ahora hay más de 140,000 casos confirmados y más de 5000 muertes. Cuándo, dónde y a quién puede infectar el virus la próxima vez, nadie lo sabe. Aquí estamos. Somos la raza humana. Pero también somos el pueblo de Dios. Debemos enfrentar esta pandemia con precaución y con fe. En este contexto, me gustaría ofrecer tres puntos para la reflexión. 1) Todos estamos conectados. Si hay algo que la pandemia de COVID-19 nos está enseñando, es esto: que todos estamos conectados. Es irónico que debemos aprender esa lección poniéndonos en cuarentena, prohibiendo viajar, cancelando eventos sociales. Quizás, no solo hay una ironía aquí, sino también una paradoja: que es en estar separados que entendemos nuestra conexión. Este es el momento de darse cuenta de que las naciones no pueden actuar unilateralmente, que las comunidades no pueden prosperar en forma aislada y que las soluciones globales a los problemas globales requieren cooperación global. El virus no ha discriminado entre ricos y pobres, entre razas y culturas, entre géneros y orientaciones sexuales, entre inmigrantes y ciudadanos, incluso entre buenos y malos. Al final, todos somos seres humanos y todos estamos juntos en esto. Ya sea el virus, el calentamiento global, el cambio climático, la economía global o la salud de la población mundial, todos prosperaremos juntos o pereceremos juntos. ¡Oremos para que nuestro aislamiento actual no sea infructuoso! ¡Que nuestra separación el uno del otro nos ayude a construir un mundo más conectado un mundo más cercano al uno del otro! 2) La fragilidad de la vida humana . La segunda cosa que el COVID-19 me está haciendo saber es cuán frágiles son la vida humana y las instituciones humanas. Vivimos en un mundo muy avanzado tecnológicamente y científicamente. A pesar de la riqueza de nuestro conocimiento y sabiduría colectiva, un pequeño virus invisible para los ojos puede literalmente detenernos en seco. A medida que el número de muertos sigue aumentando y el virus continúa propagándose, es como si todo el mundo estuviera en una señal de ALTO. Quizás esto nos recuerde la fragilidad de la vida humana y de nuestras instituciones humanas. ¿No es cierto que las instalaciones y dispositivos más grandes y avanzados, aunque al servicio de la humanidad, pueden garantizar la vida humana solo hasta cierto punto? Creo que esta crisis global nos está enseñando a tratar la vida con la santidad, el respeto y el honor que se merece, no solo nuestras vidas y las personas que amamos, sino toda la vida humana. 3) "La esperanza no decepciona". Cuando la crisis nos respira en la cara, siempre la enfrentamos como personas de fe: fe en Dios y fe en los demás. Este es el momento de recordar que Dios es nuestro origen y que Dios es nuestro destino. Y al recordar nuestro origen y destino, descubrimos el significado último de la vida humana: dar gloria a Dios, nuestro Creador y nuestra Eternidad. ¡Cuán a menudo olvidamos la razón por la que Dios nos creó! Ante todo, Dios nos creó para ser felices. Dios nos creó para vivir con Él y juntos en un mundo hermoso, pacífico, seguro y protegido. El coronavirus, como dicen algunas personas, no es el castigo, la ira o el juicio de Dios. Es un virus y debemos tratarlo como personas de fe: fe en un Dios que nos ama; y fe en los demás, que juntos podemos superar los desafíos que presenta el mundo. En esta temporada de Cuaresma, no olvidemos que Dios está más cerca de nosotros en nuestro sufrimiento, nuestro dolor y nuestras vulnerabilidades. La segunda lectura de este fin de semana es oportuna en este aspecto. Pablo nos recuerda que "la esperanza no decepciona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones a través del Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rom. 8: 5). La esperanza que el amor de Dios pone en nuestros corazones es nuestro consuelo y nuestra paz. Es este mismo amor y esperanza lo que nos impulsa a cuidarnos los unos a los otros. Con esperanza en un Dios que nos ama, ¡abordemos esta crisis global con fe y amor! -Padre Satish Joseph
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AuthorAqui estan las homilias del Padre Satish de cada domingo. Archives
November 2022
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